Entonces, el mundo se detuvo
en mi pecho de ardiente sigilo,
una voz, ahogado, me contuvo
un suspiro, sereno y tranquilo.
Te veo, pierdo todos los sentidos
las palabras parecen incoherentes
y el silencio aguardando sonidos
espera entre miradas latentes
Desaparece la luz, ya no la veo,
el cielo se derrumba en el largo camino,
cada verso inspirado por el deseo,
piden a gritos, que seas parte de mi destino
Y el tiempo se detuvo en la brisa
en sus caricias, envuelto
por ti, tus ojos... tu sonrisa
y la razón, en mi, no ha vuelto.
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