jueves, 22 de marzo de 2012

Con las manos vacías

La calle grisácea, opacada pero lúcida por el preludio del alba, plagada por sombras de almas vagas. Te veo a ti en cada esquina, en cada paso, incluso en el lapsus que mis párpados hacen contacto... Tú estás ahí, albergada en un pensamiento efímero pero esporádico. Me quedé con la intención de un "hasta luego" un "que te vaya bien", un "adiós" que nunca se concretó y hoy yace en mi garganta ahogando esa voz que un día susurró "te quiero".

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